Después de pedalear 32 horas por llano, senderos, puertos asfaltados y subidas técnicas de tierra, la experiencia ha bastado para comprobar que una bici de madera está al mismo nivel que una de fibra de carbono, titanio o aluminio.
Con un peso total inferior a 9 kilos, a mi entender queda demostrado que las fibras vegetales nos pueden acompañar en cualquier escenario. Había hecho la prueba de este cuadro en una salida de dos horas en Barcelona, con terreno variado donde ya pude comprobar su reactividad y rigidez, aunque lo que más sorprende de este cuadro es la capacidad de absorción.
Esta característica es, bajo mi punto de vista, su mayor virtud. Cuadros reactivos, cómodos, con mayor o menor reach, existen en cualquier catálogo, pero gestionar la capacidad de disipación de los impactos y vibraciones como lo hace Axalko es una cualidad exclusiva.
Las fibras de madera se encargan de repartir esa energía en la dirección de las vetas en lugar de descargarse únicamente en el punto de impacto. O así me lo explico, porque resulta difícil de entender o creer su efecto en la conducción y, hasta que no la pruebas, ciertamente, no puedes dar crédito.
Aprovechando la presentación de la primera versión de la ruta Euskadi gravel, Axalko puso a mi disposición un modelo para testarlo en un evento de 5 días de bikepacking por las tres provincias vascas.
La exigencia y diversidad de la ruta me ha permitido hacer de todo: tramos rodadores, subidas hormigonadas con puntos de 28% de desnivel y atravesar arroyos cargados con el equipaje necesario para todo el viaje repartido en una bolsa bajo el sillín, una en el manillar, una en el triángulo principal y otra en el tubo superior que, junto a los dos bidones, daban un lastre de 7 kilos.
En cada punto de parada suscitaba el asombro de los presentes que me bombardeaban con sus preguntas, las cuales voy a aprovechar para transcribir a continuación, ya que, seguro que a más de uno de vosotros también os aclarará las dudas.
No, de igual forma que los cuadros de fibra de carbono están compuestos por múltiples capas, las fibras vegetales se trabajan de igual manera: capa a capa hasta conseguir un cuadro hueco con la resistencia necesaria.
Hace miles de años que los barcos se empezaron a construir en madera, sin los tratamientos actuales de hidrofugacion. En la construcción de un cuadro en Axalko se impermeabilizan la parte interior y la exterior para asegurarnos de que la madera no se verá afectada por el agua que, por cualquier filtración procedente del pedalier, sillín o caja de dirección pueda entrar en el cuadro, ni por la humedad o el agua que moje el exterior.
Es sensiblemente más cómodo, casi armonioso se podría decir. Los metales vibran más y la madera menos, por eso todos conocemos herramientas cotidianas que se fabrican con mango de madera en lugar de metálico como los martillos, hachas o hazadas. Golpea el suelo con una barra de aluminio o una de madera, y la sensación será completamente diferente.
El acogedor taller donde fabrican las bicicletas está en mitad de una zona boscosa de Guipúzcoa, en medio del bosque. Allí me muestran las diferentes fases del proceso de fabricación, los distintos prototipos y la evolución de los modelos. Nada de lo que hacen es por casualidad. Son un equipo de ingenieros/científicos que han desarrollado, testado y mejorado día a día el producto hasta llegar a lograr una bici exclusiva, única, que combina la de fabricación artesana con mecanizados y procesos de alta precisión. El resultado puede ser comparado a un Aston Martin en el sector de automoción. 800 horas es el tiempo necesario para la fabricación a mano, mecanizado, el ensamblado y barnizado de un producto personalizable tanto a nivel de geometría como estética. Pintura y pegatinas totalmente personalizadas hacen de cada modelo un elemento único, exclusivo.
Para aquellos que no les gusta llamar la atención, y estas bicis lo hacen allá donde llegan, existe la posibilidad de dar un tinte de color a la madera para disimular su estética, o incluso pintarla completamente para que pase a ser una bici discreta ocultando su origen vegetal.
Auténticos ciclistas que han logrado hacer de su afición, su profesión. Cuentan con entusiasmo las diferentes pruebas y modificaciones que han ido haciendo. En su relato, intercalando aventuras, hacen que acabes sintiendo la misma pasión que impulsa su proyecto. Me explican sus nuevas ideas y veo muestras de las nuevas líneas de trabajo que muy pronto nos sorprenderán en el mercado ciclista. Podéis comprobar todo lo escrito solicitando probar una de las bicis de test, pero os aviso, no os quedaréis indiferentes ya que es una experiencia especial.